sábado, abril 06, 2013

El crítico

Un sueño curioso, cuyo significado último no se me escapa del todo pero que me limitaré a consignar como si se tratara de un cuentito.
En una de las salas de lo que se da en llamar "un espacio de arte contemporáneo", se llevaba a cabo una performance. De lo más asquerosa; uno entraba al recinto y había unas diez o doce mujeres jóvenes, de pelo corto teñido de rojo y lentes de montura gruesa -la imagen de la hipster anglosajona universitaria- escupiendo contra las paredes. No cualquier escupida; inmundos gargajos verdes, que impactaban y se deslizaban lenta y pringosamente hacia abajo. Por supuesto, las escupidoras mostraban una gran agresividad histriónica; como si se sintieran injuriadas por el mundo y esa fuera la única respuesta posible.
El público, al ingresar, se sentía impactado; yo también. Y más impactado aún cuando las mujeres giraban y se acercaban demasiado y amenazaban con escupirnos o, incluso, escupían realmente a los primeros. Todos dábamos la vuelta de inmediato y tratábamos de salir cuanto antes. Yo, mientras salía, formulaba mi comentario crítico, condenatorio, mental, definitivo: "¡Esto ya lo hacían los punks en el 77!" Y con eso, daba por lapidado el asunto, como si así hubiese establecido mi superioridad moral, intelectual y estética.