martes, junio 26, 2012

María Cristina lo quiere gobernar

Esta cancioncita tradicional -que por tradicional ignoro a quién pertenece- parece simple pero en verdad encierra una verdad compleja.

María Cristina me quiere gobernar
y yo le sigo, le sigo la corriente
porque no quiero que diga la gente
que María Cristina me quiere gobernar

Apuesta a la gracia vergonzante -también muy tradicional- de pintar a un hombre gobernado por  una mujer. Eso se entiende. Sin embargo, ¿por qué este muchacho "le sigue la corriente" a la tal María Cristina, que a fin de cuentas lo quiere gobernar? ¿Por qué -si damos por sentado que sería vergonzante para un  hombre ser gobernado por una mujer-? ¿Por qué diablos seguirle entonces la corriente a la autoritaria y/o manipuladora María Cristina?
Porque no quiere que diga la gente que María Cristina lo gobierna. Es decir -y aquí llegamos al nudo complejo- que para evitar la divulgación de la noticia de que María Cristina lo gobierna, él se deja gobernar por María Cristina. Es extraño, ya que si lo pensamos a fondo, debería hacer lo contrario: rebelarse ante la imperiosa María Cristina, y que la gente lo note. De esa manera nadie tendría nada para decir, al menos no en el sentido de considerarlo un gobernado por María Cristina. Sin embargo, prefiere que su consentimiento a los designios de esta tal María Cristina resulten imperceptibles a la mirada ajena por el recurso mismo del consentimiento. Es como si pensara: "Si hago lo que quiere María Cristina, la gente no notará que lo hago por darle el gusto a María Cristina, sino que creerá que hago lo que hago por mi propia voluntad; de esa manera invisibilizo mi sometimiento a María Cristina". Qué retorcido, ¿verdad? Sin embargo, en cierta forma, es lo que está haciendo.
De todos modos, seamos más precisos: el de la canción no quiere que la gente comente que María Cristina lo quiere gobenar -no tanto que lo gobierne de veras. Es la intención de María Cristina lo que no debe quedar en evidencia. A este muchacho le importa menos -o directamente no le importa- que María Cristina lo gobierne, ni siquiera que lo quiera gobernar, sino que la gente intuya esa voluntad en María Cristina. Su gran problema es que los otros opinen que María Cristina tiene intenciones imperiales respecto a él. Si no opinan así, bueno, desaparece el problema, y puede relajarse y permitir el reinado de María Cristina sobre su persona con total complacencia. Es más: por medio de su sumisión cómplice hará ver que ese reinado es suyo, no de María Cristina.

Y así es como funcionan muchos hombres en la relación con sus mujeres.