Noche de sábado. El hermano de mi mujer y su esposa, invitados a cenar en nuestra casa. Buena gente. Pero odian a los que ellos llaman (como tantos otros) "pichis". Y sé que tarde o temprano escucharemos quejas espantosas y, peor aún, expresiones de amor por ciertas medidas fascistas (e imaginarias) de erradicación de esa depravada clase social. Puedo tolerarlo (más o menos), porque no me sorprende. En cambio, me sorprende un comentario de mi cuñado sobre la deposición del presidente del Paraguay, Fernando Lugo.
-Hubo razones morales para que lo sacaran.
¿Cuáles "razones morales"? Lugo es obispo católico y fifó con unas cuantas señoras y tuvo hijos con ellas. Seguramente, me digo, esa fue la causa. Sin duda, el parlamento paraguayo no admite semejantes inconductas. La moralidad es muy alta en el Paraguay.
Sí, claro, fue por eso.
Sin duda.
Tomé mucho whisky esa noche, algo que, creo, no es muy moral.
