lunes, agosto 01, 2011

Asunto: La notebook

Observo que ese aparato me ha hecho menos dependiente. Antes, con la computadora "fija", podía pasarme horas, a veces muy inútilmente, divagando como un solipsista por internet. Con la notebook (quizás porque brinda una libertad de desplazamiento físico imposible con la otra), soy más exigente; voy al grano: escribo, leo, miro, busco, y cuando termino, me voy. Encuentro dos posibles explicaciones: una, que me identifico, muy en el fondo, con la imagen de un ejecutivo que usa rápida y eficientemente su notebook, sin tiempo que perder; y otra, como ya dije, que no me siento atado: el soporte físico me contagia su movilidad y practicidad, y el desplazamiento físico sustituye hasta cierto punto al desplazamiento virtual. (De algún modo, estar frente a la computadora "fija" evoca el estar frente a un televisor, mirando pasivamente, como un niño hipnotizado).
Sea como fuere, el libro que espero se publique pronto fue escrito mayormente en la notebook, y mayormente en la cocina y el living de mi apartamento. Curiosamente, los mejores pasajes pertenecen al living; "curiosamente" porque esa zona suele ponerme un poco nervioso: los amplios ventanales, los edificios que lo encaran (mejor dicho, las ventanas de los edificios que lo encaran) no fomentarían, a priori, la sensación de intimidad que necesito para escribir: porque sospecho que me observan. Se me dirá, y yo mismo me lo digo sin necesidad de que otro me lo diga: ¿quién va a perder el tiempo observándote? ¿qué interés tiene la figura de un tipo encorvado sobre una notebook en la mesa del living de su casa? Ocurre, sin embargo, que yo suelo observar a los vecinos; sin darme cuenta, tarde o temprano fijo la mirada en algunas ventanas muy visibles de esos edificios..., casi siempre sin interés; pero alguna vez he visto escenas dignas de mención: como una pareja haciendo febrilmente el amor o una juvenil y poderosa vecina llevando a cabo con gran habilidad un movedizo y prolongado strip tease. Ciertamente, yo y mi notebook no damos un espectáculo tan interesante; pero, de todos modos, es mi intimidad.
Por lo visto, la notebook me ayuda a perder el miedo. Quizás porque sé que si me miraran desde aquellas ventanas, puedo salir corriendo y seguir escribiendo en la cocina. Permanece, sin embargo, el misterio de que los mejores pasajes del libro se escribieron en el living.