sábado, julio 03, 2010

Festejos

No festejo que un jugador que no sea el golero rechace un tiro a su arco con la mano, ni festejo que se quiera cambiar una regla del juego -la de que esa falta se castiga con la expulsión y el penal- solamente porque un jugador la cometió. Menos aún, festejo que se diga que ese jugador -y por extensión todo su equipo- ha estafado al rival. Lo que menos festejo es el tono hipermoralista -inevitablemente hipócrita; así es todo hipermoralismo- con que cierta gente juzga la falta y reclama castigos mayores. No es más que un juego y todos quieren ganar. Inclusive quienes critican y reclaman. Ellos también juegan su juego.