lunes, junio 28, 2010

Ideas idiotas de una tarde de invierno

En el 148:
Componer un himno que distinga a quienes vivimos en el Centro. Porque no hay producto cultural que nos identifique y sin embargo somos un barrio “oculto bajo el mundo que se nos viene” como diría uno de los versos. Es así: somos un barrio y sólo lo sabemos los integrantes del barrio, que nos confundimos diariamente con las caras y cuerpos de la multidad visitante, itinerante, cambiante; somos las caras duraderas, solitarias entre el apuro de los otros. Carrasco de traje y corbata, La Teja, Paso Molino, Nuevo París, Belvedere, Peñarol de vaqueros y modas chillonas, además de los hurgadores con caballos, los ladrones, los turistas de Europa, América y Japón, los marineros de Polonia, Rusia, Malasia, Corea del Sur... Somos esa confusión y somos también los acontecimientos históricos –políticos, deportivos, de protesta, oficiales- que se dan cita allí y “vemos la fiesta, el crimen y la libertad” y “somos el centro, la humanidad”. Sería un himno jactancioso como todo himno. El estribillo asociaría la idea de “centro” con la de “meollo” o “núcleo”. La música sería muy cantable, entusiasta y movida. La acompañaría un buen video clip, interpretado por algunos integrantes del barrio, que al principio serían parte indistinguible de la multitud y luego personas singulares; protagonistas.