domingo, febrero 22, 2009

Lo inevitable

El arte tiene autor y eso genera en el público la expectativa del sentido. En la obra nada puede ser azaroso, pues alguien la creó.
La realidad, en cambio, carece de autoría conocida (exceptuando la que le atribuyen las creencias religiosas) y por lo tanto no tiene más sentido que el que podamos darle. En ella cabe siempre el azar.
Así, hace unos instantes estuve en una esquina, esperando a que cambiara el semáforo. A mi alrededor había muchas palomas, picoteando la calle y la vereda. Fue un encuentro casual. Yo debía cruzar esa calle. Las palomas habían encontrado allí alimento. Pero basta con representar la escena para que cobre sentido. Ustedes, lectores de este texto, sintieron que algo había entre esas palomas y yo.