No lo tuerzas; no lo diluyas; no trates de hacerlo lógico; no edites tu alma de acuerdo a la moda. Más bien, sigue despiadadamente tus obsesiones más intensas.
Eso dice Kafka, Franz.
No parece el mejor consejo para la vida. Quizás sí -o sin "quizás"- para el arte. Aunque, según mi experiencia, sólo quienes también lo aplican a la vida lo consiguen en el arte. Ya se sabe a qué precio.