lunes, mayo 14, 2012

La cadena de la Naturaleza

Llovizna, está fresco y gris. Salgo a la vereda cerrándome el cuello del gabán. Descubro -mientras meto el botón en el ojal- cierta cantidad de gente llevando un largo cartel por la avenida. "¡Libertad para todos los animales!", leo. Una joven militante con el pelo teñido de rosa se me acerca y me entrega un panfleto. "Por un país sin maltrato animal", leo. Avanzo por la vereda, en dirección contraria a la marcha. Meto ambos puños -uno con el panfleto arrugado- en los bolsillos del gabán. Llovizna, está gris y hace frío, y estos chicos, hijos de un país ganadero que sin duda maltrata a las vacas cuando las mata para carnearlas y venderlas, estos chicos, aunque jamás se metan entre los dientes un pedazo de carne, tendrían más frío que yo, veterano casi cincuentón, si el país decidiera tratar mejor a su pobres vacas, pienso.