domingo, noviembre 06, 2011

Violencia

Ella se desplazaba con gracia, hubiera sido así en cualquier caso, pero con ese jean tan ajustado -le dibujaba los muslos, las rodillas, las pantorrillas y los tobillos- agregaba, al modo de ver de varios, violencia. Cruzaba la avenida y las bocinas estallaban. Esos bocinazos emitían, desde luego, una intensa admiración, pero también un intenso deseo de muerte.