sábado, marzo 20, 2010

J.D.

Acabo de leer Un día perfecto para el pez banana y en comparación mis temas son estúpidos o al menos muy superficiales. Nada tiene esa fuerza ni esa profundidad de destino. Supongo que me falta el ánimo y los grandes temas se me escapan, aunque los conozco por mi actividad profesional. ¿Qué psicólogo no conoce a alguien como el del pez banana? Sin embargo, conocer no lo es mismo que saber. Para escribir hay que saber, no digo en forma conciente. Hay que estar en un dominio profundo, ajeno al Yo, del tema. Al parecer, ese domino sólo lo tengo sobre temas como mirar las piernas a las mujeres y cosas así. Soy un pervertido sin vuelo. Así me hizo sentir Salinger.