jueves, octubre 25, 2007

Cada barrio con su drama

Desde que vivo en el Centro, tengo una ventaja que es, a la vez, desventaja. Porque sé que hay tantos comercios a mano, no me apuro. Así, en más de una oportunidad he sufrido a último momento, mirando mi reloj y recorriendo vidrieras, comparando precios y no encontrando, a pesar de que todo podría haberlo hecho horas antes, con calma. Me dejo estar. Me quedo ante la computadora, entretenido, y no veo qué rápido avanza el reloj. Y cuando lo veo, pienso: “Hay tiempo. Bajo, y en un minuto resuelvo el problema”. Luego, no lo resuelvo en un minuto, ni en dos. Peor aun: no lo resuelvo.