lunes, enero 01, 2007

Consecuencia del calor y el malestar gástrico de diciembre, soñé que yo formaba parte de un grupo cuyos integrantes debían llevar a cabo ciertas pruebas. Me centro en ésta: iba en el asiento de los acompañantes, en el auto que piloteaba un loco. Él conducía sin habilidad pero yo no me angustié hasta que subimos a una vereda. Era noche cerrada y sólo los focos del auto desnudaban lo que venía hacia nosotros. Corríamos a gran velocidad por la acera. Yo temblaba ante la aparición de cada calle transversal. Era el fin que llegaba. Íbamos cuesta abajo y le grité por qué hacía ésto. Él contestó con naturalidad que era el camino para llegar a... La acera se tornó cuesta arriba y tomamos de inmediato por la fachada lisa de un edificio. Subimos en forma vertical. El corazón, alarmado, me golpeaba contra el pecho.
Llegamos a la azotea. El loco frenó, y salimos del auto. Había una escalerilla metálica, descendimos y pasamos por un portón... Habíamos llegado a una zona distinta, diurna, polvorienta y tal vez suburbana. A mi modo de ver estábamos en otro país, a pesar de que el gran supermercado que se erguía a un lado de la calle se llamaba Montevideo. Al parecer ésa era la temática del supermercado: en los cartelones exteriores había dibujos de mates, boleadoras, gauchos, vedettes de comparsas lubolas, Gardel y el perfil de José Gervasio Artigas. Pero al otro lado de calle había una hilera de edificios oscuros e iguales unos a otros, demasiado buenos y contemporáneos para ser viviendas económicas uruguayas. Además, en algún austero cartel indicador yo leía unas palabras en un idioma que bien podía ser el alemán. Mirábamos y caminábamos.
Al final entrábamos al supermercado. Era enorme, la temperatura mucho más baja que afuera y vendían una serie de implementos eróticos muy novedosos. Por ejemplo una pequeña pareja de lesbianas en mazapán, desnudas y en pleno acto sexual. Eso era un adorno para poner encima de las tortas... Se movían; en forma mecánica la mujer que estaba arriba chupaba el pezón izquierdo de la de abajo. Después iba hacia el derecho. Eso detonaba el orgasmo de la que estaba con las piernas abiertas, que vibraba y hacía que ambas giraran un poco en la "cama", es decir sobre la torta... Luego la de arriba volvía al pezón izquierdo, enseguida al derecho, y el mecanismo se desataba una vez más.