jueves, marzo 30, 2006

Resolución falsa del problema de por qué el Prado dejó de ser un barrio de ricos

Porque, a pesar de sus altas casas y sus profundos jardines, de sus largas y frondosas veredas arboladas, de su gigantesco y silencioso parque dedicado a la exposición de las más variadas y misteriosas especies botánicas, hay algo sucio, roto, dejado de lado, viejo, aterrador, inútil y espeso en el aire que rodea cada cosa. Como si fuera una zona condenada al fracaso desde el glorioso momento de su fundación a fines del siglo diecinueve.
Tanta opulencia arrogante sólo podía, sólo puede fracasar.

Y las ratas siempre huyen del barco.