viernes, octubre 05, 2007

Nadie, ni siquiera el autor, recordará este momento

La habitación está en la semipenumbra y mi imagen se mueve en el espejo como un bulto marrón; pero no mucho porque estoy sentado, no exactamente mirando mi reflejo (lo controlo apenas por el rabillo del ojo) sino más bien mi otro reflejo, alargado e inverosímil en el monitor de la computadora; ahí sí, se notan mis rasgos faciales, aunque tan distorsionados que parecen los de una caricatura; y mi mano que sube y baja a intervalos prolongados, con el vaso de whisky hacia la cara. Afuera llueve y de vez en cuando truena; y con cada trueno tiembla ligeramente la cortina de enrollar completamente baja. Se oyen las gotas que chocan contra el suelo del balcón.
Es un momento agradable, aunque aislado como el hielo en el whisky; se derretirá en muy poco rato y se perderá.