viernes, noviembre 17, 2006

Son los otros

Son como los círculos del infierno excepto que son cuadrados y demasiado marrones y opacos y calmos; forman parte del simple interior de un hotel moderno de una cadena internacional. Por lo demás no tendrían por qué hacerme recordar al infierno; pero desde que he entrado -y me esperaba algo de ésto pero no en esta cantidad- cada compañero con el que me cruzo me menciona, ya en tono preocupado, serio y levemente desconfiado, o en tono irónico y casi agresivo, me menciona o mejor dicho me pregunta acerca del concurso literario. No es una pregunta inesperada; y es hasta lógica pues el concurso o su resultado tenía que ver con esta jornada científica: los organizadores querían cerrarla con la entrega del primer premio, ése que el jurado que integré declaró desierto. Comprendo su decepción. Es la mía; no me hizo feliz leer tanto mal cuento. Pero no comprendo que insistan, como si se pudiera revertir algo por medio de la queja.
E insisten. No es puntual; a cada rato dejan caer una idea o, peor aún, dan por supuesto que los miembros del jurado damos por buena esa idea. Quieren que, no sé, que expliquemos ante la concurrencia. Que nos paremos ante la gente y digamos algo largo y profundo... Que digamos, en verdad, algo que nos inculpe. Algo que nos deje mal parados. Miren: somos unos malvados pretenciosos, incapaces de brindar un humilde premio y dejarlos contentos a todos ustedes... Insisten. Insisten. Pasan las horas y continúan insistiendo. Gente que yo creía amiga. Es como un círculo del infierno.