Los lectores frecuentes de este blog sabrán que no somos enormes fanáticos de la autopromoción -que suele causarnos, cuando la observamos en otros, una suerte de vergüenza por la especie humana-; pero no ignoran que llegado el caso, con moderación y cuando nos conviene, nos permitimos caer en ella hasta con total desparpajo. Así es la gente, ¿no?
Bueno, el cartel de ahí abajo tiene ese sentido. Qué le vamos a hacer.
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